Esto le ha abierto muchas puertas. Incluso en su misma escuela, le permiten compartir una hora de clase a la semana con sus compañeros.

En medio de la pandemia, incluso logró compartir de manera virtual con instituciones educativas de otras ciudades. Freddy Calazacón, su padre, expresa que esta iniciativa nace de la necesidad de fortalecer estos conocimientos entre las generaciones más jóvenes para evitar que se pierdan con el tiempo.

Su familia está muy orgullosa de ella, y buscan acompañarla en todo este proyecto que hasta ahora lo han manejado de manera artesanal pero buscan profesionalizarlo para lograr un mayor alcance.

Yoshili, cuyo nombre significa “Rayito de Sol”. tiene proyectos grandes en mente y quiere desarrollarlos para continuar compartiendo su legado tsáchila con los demás. 

Sobre todo con los demás niños tsáchilas para que se empoderen de su cultura y vean que se puede lograr ahora, haciendo uso de las herramientas digitales, para promover a su comunidad.