LAS BANDAS DELICTIVAS SIGUEN GANANDO TERRENO EN SANTO DOMINGO DE LOS TSÁCHILAS
La inseguridad se evidencia también en las muertes violentas que se han cuadriplicado este año en relación al 2022.
En Ecuador, el porte de armas está prohibido, pero en Santo Domingo de los Tsáchilas, cada vez que un presunto delincuente es asesinado, sus compinches sacan a relucir sus armas y así los acompañan hasta llegar al Cementerio. En el sector de la 16 de Marzo, donde se velaba a dos personas que fueron asesinadas a finales de febrero cuando se movilizaban en un auto, la Policía y El Ejército tuvieron que intervenir porque los vecinos no podían salir ante el temor de ser víctimas de una bala perdida. La inseguridad en esta provincia es alarmante, tan solo en el mes de enero se registraron 14 muertes violentas, mientras en febrero 20 y esta cifra sigue en aumento, el primero de marzo se contabilizó otro homicidio en la vía a Puerto Limón, dando como resultado 35 en lo que va del año, cuatro veces más que en 2022. La Policía afirma que la mayoría de las víctimas son por ajuste de cuentas entre bandas delictivas que se pelean el territorio por el microtráfico de drogas. Expertos en temas de seguridad como Miguel Orellana, enfatizan que estos problemas se deben al debilitamiento de las fuerzas de control y la falta de confianza en la justicia.
Las autoridades afirman que redoblan esfuerzos para reducir el índice de inseguridad que mantiene en zozobra a los ciudadanos. Según las estadísticas de la Policía, se ha logrado una reducción del 33% de delitos. Tania Calderón, gestora de seguridad de Santo Domingo de los Tsáchilas, manifestó que se trabaja en territorio junto a asambleas comunitarias con el programa barrio seguro con el fin de brindar seguridad a la población.
Pero a pesar de los esfuerzos, las muertes violentas, los robos y extorsiones continúan. Orellana puntualizó que la seguridad es un trabajo de corresponsabilidad entre las autoridades y los ciudadanos. No obstante, reconoce que la disputa de poder en el plano político, limita las acciones en territorio.
Pero hasta lograr que las autoridades se pongan de acuerdo, las calles siguen manchándose de sangre y quienes tienen sus negocios se ven obligados a cerrar ante la inseguridad, cuyo factor repercute en el área turística y comercial.