Sarah Mullally hizo historia al ser elegida como la primera mujer en convertirse en arzobispa de Canterbury y líder espiritual de la Iglesia de Inglaterra, cargo que también la convierte en primada de la Comunión Anglicana, con más de 95 millones de fieles en 165 países. Con 63 años, la nueva arzobispa aseguró que asume esta misión con fe, paz y confianza en Dios, recordando que su trayectoria como enfermera y sacerdotisa le enseñó a escuchar y a unir a las personas en busca de esperanza y sanación.

El nombramiento fue aprobado por el rey Carlos III y anunciado por el Gobierno británico tras la renuncia de Justin Welby, cuya gestión estuvo marcada por polémicas relacionadas con encubrimiento de abusos sexuales. La confirmación oficial de Mullally se realizará en enero, y su designación ha sido celebrada por líderes políticos, entre ellos el primer ministro Keir Starmer, quien destacó la relevancia histórica de este hecho y el papel fundamental que tendrá la nueva arzobispa en la vida social y espiritual del Reino Unido y de la Comunión Anglicana en el mundo.