La bandera pirata del anime japonés One Piece, símbolo de libertad y rebeldía, se convirtió en el emblema de las recientes protestas en Lima y otras regiones del Perú, lideradas principalmente por jóvenes de la Generación Z. Este último fin de semana, miles de personas salieron a las calles bajo el lema “Unidos por un Perú que merecemos”, en rechazo a la reforma del sistema de pensiones que afectaría a trabajadores independientes y limitaría el retiro de fondos para menores de 40 años.

Aunque el Gobierno y el Congreso dieron marcha atrás en las modificaciones e incluso aprobaron un nuevo retiro de fondos del Aporte Obligatorio al Fondo de Pensiones (AFP), las manifestaciones continuaron, esta vez con un marcado tinte generacional. A diferencia de movilizaciones anteriores, protagonizadas por colectivos del sur andino y gremios de transporte, en esta ocasión los jóvenes asumieron el protagonismo, inspirados en movimientos internacionales y organizados a través de redes sociales.

La respuesta del Estado fue contundente: más de 5.000 policías fueron desplegados en el centro de Lima. La represión se intensificó en la Plaza San Martín, donde se reportaron 14 heridos, entre ellos tres periodistas. Uno de ellos, Diego Quispe, denunció haber sido impactado con perdigones mientras cubría los hechos. La Policía, por su parte, informó de 12 agentes heridos y justificó el uso de la fuerza. También se registraron daños en la infraestructura pública y un incendio frente a la Corte Superior de Justicia.

Uno de los episodios más alarmantes ocurrió cuando un civil armado, presuntamente un policía infiltrado, disparó al aire para dispersar a los manifestantes. Este hecho incrementó la tensión y generó duras críticas de colectivos universitarios, que acusan al Gobierno de reprimir con impunidad.

Pese a la agitación social, el Congreso autorizó el viaje de la presidenta Dina Boluarte a la Asamblea General de la ONU en Nueva York. Mientras tanto, todo apunta a que la bandera de One Piece seguirá ondeando como símbolo de resistencia juvenil en las calles del Perú.