Santo Domingo vivió un nuevo episodio de violencia este fin de semana, con un saldo de cinco personas fallecidas en distintos hechos. Cuatro de ellas murieron en un ataque armado registrado la noche del domingo 10 de agosto, alrededor de las 22:30, en la cuarta etapa de la urbanización Los Rosales, entre la calle Jaime Andrade Marín y la avenida Abraham Calazacón, cerca del centro de salud local. Entre las víctimas se encontraban dos menores de edad. Testigos aseguraron que, antes de encontrar los cuerpos, escucharon una prolongada ráfaga de disparos. En el lugar fue hallado un volante que hacía alusión a una supuesta limpieza contra presuntos vacunadores.

De acuerdo con las primeras investigaciones, el ataque habría sido perpetrado por miembros de una banda delictiva que busca afianzar el control territorial en la zona. Los agresores se movilizaban en un vehículo, posteriormente encontrado incinerado en la vía que conduce al recinto San Pablo de Chila, en la parroquia San Jacinto del Búa. La comunidad de Santo Domingo manifestó temor ante la posibilidad de que hechos similares se repitan y exigió mayor presencia policial y reactivación de los operativos de control.

Este ataque se suma a una escalada de violencia que, en los primeros once días de agosto, ya ha dejado 12 muertos en la provincia. En lo que va de 2025, la cifra asciende a 71, pese a que el bloque de seguridad ha insistido en que el crimen se ha reducido en un 20%.

La jornada dominical se tornó aún más tensa cuando, horas después de la masacre, un patrullero que se dirigía a la cooperativa Juan Eulogio fue interceptado por dos hombres armados en motocicleta, en el sector de la 2 de Mayo. Tras un intercambio de disparos, uno de los atacantes fue abatido y el otro resultó herido. Las autoridades continúan con las investigaciones para dar con los responsables de ambos hechos.