“Rosa”, es como llamaremos a una de las víctimas recientes de la modalidad de robo con escopolamina en Santo Domingo. Ella fue abordada por la avenida Río Lelia, en el sector del Parque de la Niñez, primero por una mujer quien le consultó por una dirección, luego se le acercó un joven con una mochila y otro hombre de mediana edad que le tocó el hombro y desde ese instante comenzó a sentirse mal. Recuerda que se sentó en una de las bancas del sitio y le pidieron su celular para entrar hasta su banca web y robarle todo el dinero, así como otros artículos que traía en su maleta. Luego los delincuentes le indicaron que vaya hasta el Shopping, justo ahí logró por un momento recobrar el conocimiento y dirigirse hasta su trabajo donde sus compañeros se dieron cuenta de su estado y la ayudaron.

La exposición a este tipo de sustancias, si es en dosis pequeñas o medias no es letal, pero sí causa la inhibición del conocimiento a las víctimas, no pueden coordinar ideas y son fáciles de convencer, señaló Patricio Reyes, médico intensivista, quien mencionó que en dosis profundas esta pueda causar el coma o la muerte.

“Rosa” enfatizó que en la casa de salud pública donde la atendieron no le pudieron ayudar con el examen toxicológico. Le sugirieron que se lo haga en un laboratorio privado, pero debido a la falta de recursos no pudo hacerlo para conocer a qué dosis fue expuesta.

En la Terminal Terrestre de Santo Domingo, se estima que alrededor de tres personas llegan hasta el lugar escopolaminadas cada semana. Se ha comprobado que los lugares donde los delincuentes abordan a sus víctimas son las terminales de Guayaquil y Quevedo. Se acercan a ellas preguntando por direcciones o les ofrecen caramelos.

La recomendación de los expertos es no aceptar cosas de desconocidos y tratar de evitar el acercamiento con personas que deseen consultarle algo, en especial en las terminales o lugares como parques y calles no transitadas.