agosto 10, 2023

¿QUIÉN ERA FERNANDO VILLAVICENCIO, EL CANDIDATO PRESIDENCIAL ASESINADO EN ECUADOR?

Fernando Alcibíades Villavicencio Valencia tenía 59 años. Nació en Sevilla, parroquia del cantón Alausí. Migró a Quito a sus 13 años. Su vinculación con la política inició cuando se dio a conocer como dirigente sindicalista de Petroecuador. A la par, realizó trabajos periodísticos para varios medios de comunicación. Luego apareció en el 2011 como asesor del asambleísta Kléber Jiménez, uno de los principales opositores al gobierno de Rafael Correa. Los dos argumentaron que el exmandatario se había inventado la jornada del 30 de septiembre del 2010, fue demandado por injurias y eso lo obligó a refugiarse en la Amazonía ecuatoriana por 5 años. Desde entonces, Villavicencio empezó a difundir información de alrededor de 260 investigaciones periodísticas, uno de los casos fue Petrochina.

No era la primera vez que atentaban contra su vida. Fernando Villavicencio vivía bajo constantes amenazas y atentados. En el 2014 su vivienda fue allanada por orden del gobierno de ese entonces.

Casos de corrupción como Odebrecht, Coca Codo Sinclair, los negocios en Petroecuador, le sirvieron para ganar popularidad y llegar en el 2021 a la Asamblea Nacional, en donde presidió la Comisión de Fiscalización, de manera frontal y directa.

En el 2023, luego de la muerte cruzada, decidió ser candidato a la presidencia de Ecuador, auspiciado por la coalición de movimientos “Construye” y “Gente Buena”. Su lema de campaña era “Es tiempo de valientes”. Fernando Villavicencio, el candidato presidencial por la lista 25, hizo frente a las mafias y a la violencia que vivía el país, a pesar de varias amenazas que intentaron retirarlo del camino, que él denunció en varias ocasiones.

Entre sus propuestas figuraba la de construir una cárcel de altísima seguridad para encerrar a los delincuentes más peligrosos, militarizar los puertos para controlar el tráfico de drogas y la creación de una Unidad Antimafia que perseguiría a narcotraficantes, secuestradores y todo tipo de estructura criminal.

Se consideraba un candidato diferente, alejado de los intereses políticos e identificado con la gente que lo seguía.

A pesar del constante peligro al que se exponía, nunca quiso usar chaleco antibalas. Asistía a sus eventos de campaña con seguridad, pero sin mayor protección, ya que decía sentirse respaldado por la gente.

Su familia, coidearios y todo el país exigen justicia ante este crimen político que ha consternado a la población y ha trascendido a escala internacional. 

 

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