El mayor anhelo de Jordán Andrés Farfán Plúas, de 32 años, y de su esposa Katherine Cotapo Charcopa (26) es llegar a los Estados Unidos. Tienen seis meses desempleados y por más que buscaron trabajo en Ecuador, no consiguieron nada.

El 28 de febrero, junto a su hija de 4 años, se subieron a un avión con destino a El Salvador, país centroamericano, a donde arribaron, sin novedad. Pero para llegar hasta México lo hicieron vía terrestre.

Sin embargo, cuando ya pensaron que su sueño estaba a punto de hacerse realidad, fueron detenidos, según sus familiares, por la policía mexicana y estos lo habrían entregado a un cartel comandado por delincuentes.

LA ÚLTIMA COMUNICACIÓN

Roddy, hermano de Jordán, contó que el último día en que mantuvieron comunicación con la pareja fue el viernes 12 de abril. Diez días antes habían llegado al país azteca. Ellos les contaron que estaban bien y que pese a todas las calamidades habían llegado hasta el estado de Chihuahua, el cual colinda al norte con los Estados Unidos.

“Mi cuñada nos llamó, me dijo que estaban a punto de cumplir su sueño de llegar a los Estados Unidos. Que solo debían pasar una frontera. El sábado y domingo no supimos de ellos. Este lunes (15 de abril) se contactaron con nosotros desde un número desconocido para pedirnos dinero, nos dijeron que fueron detenidos por la Policía de México y que los vendieron a un cartel y estos a otro grupo criminal y que si no pagamos 3.900 dólares los iban a matar”, contó llorando Angélica Farfán, hermana de Jordán.

Roddy relató que antes de que la pareja decidiera emprender el viaje a la ‘Yoni’, él les dijo que no llevaran a la niña, ya que era peligroso y que algo les podía pasar.

“Muchas familias por la situación en que viven el país se han ido y, como ellos no tenían empleo y unos primos de mi cuñada (Katherine) lograron llegar a los Estados Unidos sin mayor contratiempo, ellos decidieron hacer lo mismo. Incluso le dijeron que llevaran a la niña, porque cuando ven que es una familia casi no molestan. Se fueron con 4.000 dólares”, relató Roddy.

Para emprender lo que se ha convertido en una pesadilla, no solo para los tres integrantes de esta familia guayaquileña, sino también para sus parientes, quienes no saben cómo conseguir el dinero para pagarle a los secuestradores; Jordán y Katherine vendieron todas sus pertenencias e incluso pidieron plata prestada a chulqueros y familiares.

Hasta antes de viajar, la pareja y su niña residían en las calles 21 y la J, en el suburbio porteño. El último empleo de Jordán Andrés fue en una tapicería, mientras que su esposa laboro como vendedora de un almacén de un centro comercial.