Algunos de los hechos están en investigación para identificar a los responsables. Las amenazas extorsivas fueron una de las acciones ilícitas que no lograron ser erradicadas durante el estado de excepción en Santo Domingo de los Tsáchilas.

En la localidad, continúan las víctimas de estos delitos, aunque son pocas las personas que optan por denunciar, prefiriendo en su mayoría omitir el trámite por temor a represalias. La mayoría de perjudicados son contactados a través de mensajes por WhatsApp y llamadas amenazantes, pero los delincuentes desechan los números para no ser localizados con facilidad. Uno de los casos más recientes involucra a una trabajadora sexual que radica en un populoso sector de Santo Domingo y está recibiendo intimidaciones a través de su celular.

Hasta la semana anterior, la mujer estuvo en Guayaquil. Sin embargo, migró a la tierra ‘colorada’ porque pensaba que el delito se cometía desde la urbe porteña, pero lamentablemente descubrió que no era así. A las pocas horas de estar en esta ciudad, comenzaron los mensajes amenazantes. Le solicitaban 5.000 dólares para evitar posibles atentados en su contra, pero no reúne esa cantidad. El susto hizo que busque ayuda de la Policía Nacional, y los resultados no fueron positivos, ya que los números utilizados por los antisociales no pudieron ser identificados.

Un caso similar le ocurre a un comerciante de Santo Domingo, a quien le están solicitando una ‘contribución económica’ a cambio de supuesta seguridad, y eso lo tiene preocupado. “Es un mal que afecta a la mayoría de personas que tenemos negocios. La situación es complicada y en mi caso no tengo la capacidad para pagar esa vacuna extorsiva”, dijo el hombre.

La Policía Nacional reconoce que este delito continúa en Santo Domingo de los Tsáchilas y asegura que se ha logrado desarticular organizaciones que operan bajo esta modalidad. Una de las estrategias ha sido contar con agentes de la Unase, quienes también se encargan de investigar este tipo de delitos. (